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REFLEXIÓN: LA INTENCIÓN DE NUESTRO COMANDANTE

La doctrina militar y policial presenta un concepto importante, la
“intención del comandante”. Que proporciona directrices sobre cómo
proceder en las diferentes situaciones que puedan presentarse.

I.Repasemos quien es nuestro comandante

SEÑOR de los Ejércitos que registra Isaías 5:7
La frase “SEÑOR de los ejércitos” es una traducción del hebreo
“Jehóva Tsabaot”. Este nombre de Dios aparece 261 veces en el
Antiguo Testamento.

  • Jehová es el nombre que las iglesias provenientes del
    protestantismo le han dado, a la pronunciación de las letras
    YHWH conocidas como el Tetragrámaton,
  • Uno de los nombres con que se conoce a Dios es Jehóva Tsabaot,
    que significa Dios de los ejércitos.
  • Micaías tuvo una visión y dijo: “Vi al Señor sentado en su trono, y
    todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su
    izquierda” (1 Reyes 22:19).
    Jesús hace referencia al mandato que Dios dio a este ejército de
    ángeles en Mateo 26:53, diciendo: “¿Acaso piensas que no puedo
    ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de
    ángeles?”

Una legión era una unidad de seis mil hombres en el ejército romano
durante la época de Jesús. Por lo tanto, estaba diciendo que Dios podía
convocar a setenta y dos mil ángeles en un momento dado para
proteger a Su hijo. (Ver Imagen de portada)
Cuando Juan recibió su visión del cielo, describió: “Miré entonces, y
alrededor del trono oí la voz de muchos ángeles, y de los seres vivientes
y de los ancianos. Eran una multitud incontable; ¡miríadas1 y miríadas
de ellos2!”
Estas descripciones muestran que Dios comanda una cantidad
innumerable de seres celestiales, es decir, todo un ejército de ángeles.
Pero, los ejércitos que Dios ordena no se limitan a los cuerpos celestes
y a los seres angelicales, sino que también incluyen a los ejércitos
humanos.

Cuando David se enfrentó a Goliat en la batalla, dijo: “yo vengo a
ti
en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel” (1 Samuel 17:45). Los israelitas se
sometieron a la autoridad de Dios como su comandante.
El nombre de “SEÑOR de los ejércitos” se utilizó con mayor frecuencia
por los profetas cuando el pueblo de Dios se enfrentaba a la derrota
para animarlos a confiar en Dios y someterse a Su autoridad (Isaías,
Jeremías, Zacarías, Malaquías, Hageo).
Los lectores de hoy también pueden escuchar el llamado de los profetas
a reconocer a Dios como el líder autosuficiente de innumerables
ejércitos y convertirlo en SEÑOR de los ejércitos en sus propias vidas.

II. La promesa del Espíritu Santo y la Intensión

del comandante
Hechos1:1-11
1 Estimado Teófilo, en mi primer tratado hablé acerca de todo lo que
Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido
en el cielo, después de que, por medio del Espíritu Santo, les dio
mandamientos a los apóstoles que había escogido.
3 Después de su muerte, se les presentó vivo y, con muchas pruebas
que no admiten duda, se les apareció durante cuarenta días y les habló
acerca del reino de Dios.
4 Mientras estaban juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén,
sino que les dijo: «Esperen la promesa del Padre, la cual ustedes oyeron
de mí.
5 Como saben, Juan bautizó con agua, pero dentro de algunos días
ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.»
6 Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: «Señor,
¿vas a devolverle a Israel el reino en este tiempo?»

7 Y él les respondió: «No les toca a ustedes saber el tiempo ni el
momento, que son del dominio del Padre.
8 Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y
serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra.»
9 Después de haber dicho esto, ellos lo vieron elevarse y ser recibido
por una nube, que lo ocultó de sus ojos.
10 Mientras miraban al cielo y veían cómo él se alejaba, dos varones
vestidos de blanco se pusieron junto a ellos
11 y les dijeron: «Varones galileos, ¿por qué están mirando al cielo?
Este mismo Jesús, que ustedes han visto irse al cielo, vendrá de la
misma manera que lo vieron desaparecer.»
El verso 8 es muy claro, Recibirán poder…, si señores para cumplir con
la intensión del comandante en jefe se recibirá poder a través del
Espíritu Santo.
El libro de Hechos presenta la historia de la gracia de Dios que inunda
el mundo, desde la cruz y la resurrección de Jesús en Jerusalén hasta
los confines de la tierra.
Nada es más prominente en Hechos que la difusión del evangelio. Jesús
promete una expansión geográfica desde el principio, y Hechos sigue la
noticia de Su muerte y resurrección a medida que se extiende desde
Jerusalén hasta Judea, Samaria y la lejana capital de Roma: «pero
recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y
serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta
los confines de la tierra» (Hch 1:8).
La tarea principal del pueblo de Dios es dar testimonio de Sus grandes
obras. Los primeros discípulos fueron encargados de dar testimonio del
Cristo resucitado, a quien habían visto.
Este testimonio comenzaría en Jerusalén, pero avanzaría «hasta los
confines de la tierra» (Hch 1:8).

En estos versículos, Jesús no ordena a Sus discípulos que realicen
ciertos rituales, que actúen de acuerdo con ciertas reglas o que se
abstengan de ciertas actividades. Por el contrario, Jesús les promete
que testificarían de Su poder cuando el Espíritu Santo viniera sobre
ellos.
El poder de Dios
Comprender el significado de la frase «recibirán poder» en Hechos
1:8 requiere que reflexionemos sobre la pregunta que los discípulos de
Jesús plantearon en Hechos 1:6: «Señor, ¿restaurarás en este tiempo
el reino a Israel?». El «reino» que les interesaba era uno de poder
político y militar.
Durante la época en que se escribieron estos versículos, el poder
físico y puro de los romanos había dominado el mundo judío durante
muchas décadas. Pero Israel ya había sido ocupado antes, y la última
vez un grupo de rebeldes había expulsado a los invasores por la
fuerza.
Los discípulos se preguntaron si Jesús estaba planeando algo igual de
heroico, algo que les mostraría a ellos mismos y al mundo de qué
estaban hechos.
Afortunadamente, la visión que Jesús tenía del poder era de otro tipo.
«Recibirían» poder, pero no era un poder para el dominio político o los
conflictos militares. Era el poder del Espíritu Santo:
Dios morando dentro de ellos y transformándolos. Parte de este poder
significaba estar equipados para ser testigos (Hch 1:8).

III. Visiones que motivan

Recordemos un poco de la visión y vocación de Isaías en el pasaje del
capítulo 6:83
8 Después oí la voz del Señor, que decía:
«¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?»
Y yo respondí:
«Aquí estoy yo. Envíame a mí.»
Interrogantes que nos asaltan:

¿Cómo es que no pudo evitar la ruina de Judá?
A Isaías el resultado le era conocido de antemano, pues Dios mismo se
lo había revelado en su visión de vocación o llamamiento, cuando Isaías
le preguntó hasta cuándo duraría aquella esterilidad de su mensaje en
el pueblo (v.11).
La respuesta fue: Hasta que las ciudades queden desoladas y sin
habitantes, y no haya hombres en las casas, y la tierra quede
devastada… (vv.11–13).
11 Yo dije:
«¿Hasta cuándo, Señor?» Y él respondió:
«Hasta que las ciudades se queden asoladas y sin habitantes; hasta
que no haya nadie en las casas, y la tierra quede hecha un desierto;
12 hasta que el Señor haya expulsado a la gente y los lugares
abandonados se hayan multiplicado en el país.
13 Y si aún queda en el país la décima parte de sus habitantes, éste
volverá a ser destruido. Pero la simiente santa será como el roble y
como la encina, que después de cortados aún queda el tronco.4»

¿Cómo es que el ministerio profético de Isaías careciera de
resultados, de efecto positivo en el pueblo?
Mediante la misión del profeta la culpa del pueblo se acrecentaría y esto
aceleraría el castigo final5.
IV.
La intención de nuestro comandante6
Volviendo al titulo de nuestra reflexión, tenemos que la intensión de
nuestro comandante tiene unas características especiales:

Resultan en una consagración al servicio: “Heme aquí, envíame
a mí.”
➢ Cristo nos dejó instrucciones para llevar a cabo su misión:
Las encontramos en Mateo 28:19-207
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que
Jesús les había señalado,
17 y cuando lo vieron, lo adoraron. Pero algunos dudaban.
18 Jesús se acercó y les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada
en el cielo y en la tierra.

Comienzan en lugares sagrados en nuestras experiencias con
Dios, cuando Él se nos aparece y nos llama.

Acontecen en momentos críticos en nuestro peregrinaje, sea
personal o nacional.

Acompañan manifestaciones sobrenaturales, tales como visión de
Dios, milagros, y voces audibles a nuestro oído espiritual.

Nos llevan al arrepentimiento y confesión de pecado.
19 Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y
bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.
20 Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y
yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.»
Amén.
La denominada “Gran Comisión” es realmente la segunda de tres
comisiones que Jesús dio a sus discípulos durante sus apariciones
después de la resurrección.
Según Mateo, esta es la primera aparición a los once apóstoles. La
pericopa se divide en tres temas:
o la ocasión de la comisión,
o la autoridad para la comisión
o el contenido de la comisión8.
➢ La ocasión de la comisión, Mateo 28:16–17.
Este episodio constituye la octava de once apariciones, y tuvo lugar
en un monte en Galilea. No se sabe el lugar exacto. Probablemente
era un lugar que antes él había frecuentado con los discípulos. Quizá
fue el monte donde pronunció el Sermón del monte (5–7).
Esta aparición se menciona también en Marcos 16:15–18 y 1 Corintios
15:6. Pablo acota que más de quinientos hermanos (1 Cor. 15:6),
creyentes en Cristo, fueron testigos de esta aparición.
Entre estos hermanos, estaban los once discípulos que obedecieron
las instrucciones de Jesús de viajar a Galilea para una cita con él.
➢ La aparición de Jesús en esta ocasión produjo dos
reacciones en los discípulos:
o Le adoraron; (v. 17).
La actitud de adoración que corresponde de parte de un súbdito ante
el rey. Recordemos que el tema céntrico del Evangelio es “El Rey y su
Reino”.
Los discípulos fueron menos expresivos que las mujeres, las cuales
abrazaron, o se prendieron a los pies de Jesús (v. 9).
Es importante la relación entre la visión del Cristo resucitado, el acto
de adoración y la Gran Comisión.
La visión de Cristo y el acto de adoración son requisitos para que el
creyente pueda oír el mandato de Cristo, entenderlo y obedecerlo.
o Pero algunos dudaron (v. 17)
Surge una pregunta ¿quiénes dudaron?
Donde estamos nosotros. En los que adoran o en los que dudarón.
V.
Jesús nos orienta sobre la postura que debemos adoptar
ante las adversidades en el cumplimiento de la misión
Juan 16:339
“Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el
mundo tendrán10 aflicción; pero confíen, yo he vencido al
mundo.”
En este verso el énfasis recae sobre estas cosas, lo cual se refiere
no solo al discurso de despedida, si no a todas sus enseñanzas a lo
largo de tres años.
Todas esas enseñanzas tenían el propósito de asegurar, entre otras
cosas, que los discípulos tuvieran paz.
No se trata de cualquier clase de paz, ni como el mundo la da (14:27),
sino la paz que produce la íntima comunión con Jesús, expresada con
la cláusula en mí.
Teólogos importantes como Plummer observan que la vida de Jesús
termina como comenzó, con un mensaje de paz (ver Luc. 2:14).
Morris encuentra tres contrastes en ese versículo:
o en mí en contraste con en el mundo;
o tengáis en contraste con tendréis;
o y paz en contraste con aflicción.
El término para aflicción, usado sólo en este Evangelio, traduce un
vocablo que significa una presión aplastante.
El verbo he vencido, en el tiempo perfecto, describe una acción del
pasado, cuyos beneficios continúan. Este verbo traduce un vocablo
militar que se encuentra sólo aquí en este Evangelio (ver 1 Jn. 2:13 s.;
4:4; 5:4 s.).

Lindars dice que el verbo se presenta como una acción del
pasado porque él, en principio, ya había ganado la victoria
espiritual (12:27–36).
A la luz, y como resultado de la victoria definitiva de Jesús, con
dimensiones cósmicas, los discípulos podrían enfrentar el futuro con
valentía11.

VI.Nos muestra cómo alcanzamos la victoria

Apocalipsis 2:1012
10 No tengas miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo pondrá
a prueba a algunos de ustedes y los echará en la cárcel, y allí
tendrán que sufrir durante diez días. Tú sé fiel hasta la muerte, y
yo te daré la corona de la vida.
El conocimiento del El elogio o reconocimiento: Se elogia su paciencia
y perseverancia ante la persecución de parte de los judíos, 2:9, 10b.
que habla se expresa.
El Señor dice: Yo conozco tu tribulación y tu pobreza—aunque eres
rico—, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son; mas bien,
son sinagoga de Satanás (v. 9).
Cuando el Señor dice Yo conozco, intencional o deliberadamente,
cumple la función de comunicar al mismo tiempo advertencia y
consolación.
El Señor menciona, primero, estar consciente de su tribulación.
Tribulación proviene de thlipsis, y significa “una carga que aplasta,
presiona o tritura”.
Esta imagen comunica de modo poderoso la idea de que sufrir
tribulación era asunto de experimentar una fuerte presión. Esta
tribulación, o fuerte opresión que experimentan los creyentes de la
iglesia de Esmirna, representaba una tentación para sucumbir en su
fidelidad a Cristo.
El Señor también expresa tener muy en cuenta la condición de
pobreza en la que se encontraban los hermanos de la iglesia de
Esmirna. Por el término pobreza se entiende que esta pobreza
representaba la condición de carencia total. En otras palabras, ellos
no tenían ni siquiera lo esencial para vivir.
Su pobreza era material. Esto se entiende bien por cuanto el que
habla, esto es, Cristo, inmediatamente aclara: aunque eres rico (para
con Dios, indudablemente) El hecho de unir mediante la conjunción
copulativa a tribulación con pobreza, sin duda, sugiere que hay una
relación muy íntima entre las dos.
Aunque en realidad no se sabe por qué esta iglesia era tan pobre en
una ciudad tan próspera, se considera que probablemente se debía al
contexto antagónico que era desfavorable para la prosperidad
económica de los creyentes.
Posiblemente, en Esmirna la presión económica bien pudo haber sido
el primer paso hacia la persecución. Los creyentes no hallaban la
forma de ganarse la vida de modo regular. Esto es algo del presente
que no se puede soslayar. Inclusive hoy, a veces la fidelidad y lealtad
a Cristo trae como consecuencia pérdidas económicas o grandes
carencias de lo material para los creyentes en Cristo.
Otra posibilidad es que los miembros de la iglesia de Esmirna
provenían de los grupos o clases más pobres. Esto no es de extrañar
por cuanto se tiene referencia de un caso así en el NT (comp. 1 Cor.
1:26).
Hay una posibilidad más y esta es que los creyentes pudieron haber
sido despojados de sus pertenencias y saqueadas sus propiedades
por una turba de judíos o de paganos (comp. Heb. 10:34).
Finalmente, se entiende que la enseñanza aquí es presentar la
contraparte entre la condición espiritual y la situación económica de
esta congregación. Aunque eran pobres materialmente, eran ricos
espiritualmente.
Recuérdese que Santiago escribió a un grupo parecido diciéndoles:
“Amados hermanos míos, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de
este mundo, ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los
que le aman? (Stg. 2:513)
De ese modo no tendremos nada que temer en el cumplimiento de
nuestro propósito, porque todas las orientaciones sobre la
preparación, la lucha y la victoria fueron establecidas por Dios en un
poder en un poderoso manual de instrucciones llamado santa por
tanto cumplamos fielmente nuestra misión pues en Cristo somos más
que vencedores como se registra en romanos 8: 37

VII. ¿Estamos ante una Misión imposible?

Isaías 6:9–13
Todos en algún momento de nuestra vida hemos visto el programa en
televisión llamado “Misión imposible”. En él se presentan
circunstancias muy difíciles para vencer, y desafían a los agentes a
ofrecerse para la misión.
Dios llama a sus discípulos para emprender misiones imposibles, que
se parecen a las de la época de Isaías.


Imposible por las condiciones de la tierra (v. 11).
o Las ciudades están destruidas y abandonadas.
o La tierra queda devastada.

Imposible por la condición pecaminosa del pueblo (v. 9).
o Oyen, pero no entienden.
o Ven, pero no comprenden.
o Resisten la voluntad de Dios.

Conclusión
La Intensión de nuestro comandante, nos demanda ofrecernos para
una “misión imposible” en servicio para el Señor14
Pero, a quien se dispone a servir al señor, el espíritu santo lo inviste
de poder como autoridad y sabiduría
Señor, te damos la Gloria por tu palabra la cual nos instruye para que
recibamos la salvación y cumplamos tu llamamiento a proclamar tu
mensaje de salvación.
Jesucristo la Esperanza de Colombia
Amén

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