Proverbios 13:20 “El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal
parado”
El adagio popular “dime con quién andas, y te diré quién eres” nos advierte de la gran influencia
que ejerce en el comportamiento o en las costumbres de alguien, las compañías de los demás,
ya sean buenas o malas.
El rey Salomón, con toda la sabiduría que Dios lo dotó, nos recuerda la importancia y las
consecuencias de escoger las compañías y de convivir con dos tipos de personas, sabios o necios.
Como hijos de Dios guiados por su Santo Espíritu, tenemos que cuidar nuestro corazón y no
permitir que sea contaminado por amistades tóxicas o personas que no edifican nuestras vidas.
El creyente en Cristo Jesús tiene que rodearse de personas sabias que lo ayuden a crecer en su
relación con Dios y que sean de bendición para su vida; como consecuencia será una persona
sabía.
La segunda parte del versículo de esta reflexión nos muestra lo nocivo de caminar al lado de
personas necias, personas que no son guiadas por el Espíritu del Señor, es decir personas
carnales, que no obedecen los mandamientos de Dios y que viven sus vidas sin temor y temblor
delante del Padre Celestial.
Tenemos que evitar la compañía de personas necias y no seguir su estilo de vida, porque las
consecuencias serán negativas y el mayor peligro de este tipo de personas es que nos pueden
alejar de la comunión con el Señor y devolvernos a la vida mundana.
Soldado de Cristo, recuerda que estamos en el mundo, pero no somos del mundo, fuimos
llamados a comunicar la sabiduría del Reino de los Cielos, para impactar y trasformar la
sabiduría y necedad de este mundo.
Capellán Mario Garzón.